19 enero 2020 | Biodiversidad

El turismo de naturaleza es una de las actividades económicas con mayor potencial en Colombia. Nuestro territorio cuenta con una amplia riqueza cultural y una abundante biodiversidad, lo que brinda oportunidades para este tipo de bionegocios o servicios derivados de los recursos naturales. En términos económicos, genera impactos positivos sobre las comunidades locales y, contribuye a la conservación y utilización sostenible de los recursos.

Los viajeros contemporáneos privilegian la privacidad, la libertad de movimiento, la ecología, la tranquilidad y el bienestar. Según la Organización Mundial de Turismo (OMT), desde 2017, ocho de cada diez turistas prefieren alojamientos que incluyan prácticas ecológicas. En el mundo, el turismo de naturaleza representa un mercado de USD 263.000 millones, con un crecimiento de 65% en los últimos cinco años. Asimismo, la OMT afirma que Colombia es uno de los destinos con el mayor potencial en el sector turístico para los próximos años.

En términos de biodiversidad, somos uno de los países megadiversos del planeta. Ocupamos el primer lugar con el mayor número de especies de aves y orquídeas; el segundo en riqueza de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce; el tercero en número de especies de palmas y reptiles y el cuarto, en mamíferos. Esta biodiversidad es una oportunidad para impulsar el turismo sostenible, en el que se respete tanto la naturaleza como las creencias y valores culturales de las comunidades.

Sobre el concepto y las buenas prácticas

Este sector del turismo comprende todo tipo de viajes enfocados en la naturaleza, en los cuales la principal motivación es la observación y apreciación de la biodiversidad, acompañada de la cultura de poblaciones locales.

Se divide en tres categorías: ecoturismo, turismo rural y turismo de aventura. El primero comprende visitas a áreas protegidas, avistamiento de aves,  de ballenas, y playas prístinas. El turismo rural es desarrollado en áreas con paisaje campestre y ejecutado por las comunidades que allí habitan, en donde la cultura rural es un elemento clave. En cuanto al turismo de aventura, propone retos o desafíos impuestos por la naturaleza, cubre actividades como buceo, rafting, rapel, torrentismo, trekking, parapente, kitesurf y windsurf.

Pensar el turismo de naturaleza desde la sostenibilidad, implica buenas prácticas para todos los actores de la cadena: alojamientos, restaurantes, transporte, guías, agencias de turismo, parques temáticos y todas aquellas empresas con las que el turista tenga una relación directa.

Por ejemplo, es necesario plantear estrategias para evitar el uso de productos que dejen cantidades innecesarias de residuos. También, es fundamental garantizar que los turistas se comporten de forma correcta en los recorridos, respetando la señalización, los límites establecidos, la cantidad de participantes por visita y la prohibición de extraer o modificar el entorno.

En cuanto a la relación con las comunidades, un turismo de naturaleza sostenible fomenta la participación activa de la población mediante la generación de empleos y su articulación en la cadena productiva, además promueve el respeto por las costumbres de la comunidad local.

Especie en peligro de extinción conservada gracias al turismo

Isabel Romero trabaja por la protección de las tortugas de río hace más de 9 años. En su predio, ubicado en el corregimiento Estación Cocorná, del municipio de Puerto Triunfo, Antioquia, adecuó un centro de conservación y protección de esta especie, lugar que muchos han denominado «santuario de tortugas». En la actualidad, este espacio es un destino turístico para vivir la experiencia de reintroducción de tortugas a su hábitat, un producto que está acompañado de procesos de sensibilización sobre el cuidado de la biodiversidad y que dinamiza la economía de la zona, porque es fuente de empleo para otros habitantes del corregimiento.

Este es uno de muchos ejemplos en los que la naturaleza es la fuente de oportunidades para trabajar por el desarrollo sostenible.  También está el caso del Animal Bank, una iniciativa liderada por Portafolio Verde, que respalda la conservación de los animales y su hábitat, a través de una transparente gestión de recursos para acompañar a organizaciones o personas como Isabel Romero, un trabajo que contribuye al crecimiento del sector de turismo de naturaleza y también a la conservación de la biodiversidad.

La invitación es a continuar con el crecimiento de este sector, para generar oportunidades bajo modelos alternativos de bionegocios que aporten a la construcción de país, siguiendo criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica.